domingo, 15 de septiembre de 2013

La Jura de la Bandera… (en la actualidad)

Les ha pasado que cuando escuchamos: “La Jura de la Bandera”, de inmediato nos transportamos a nuestra niñez? Claro! Como todo buen chapín, recordamos que nunca faltó un solo Acto Cívico a lo largo de nuestra infancia en el colegio o escuela, en donde pasara al frente un compañero nuestro o incluso nosotros mismos a decir como introducción: “Levanten su mano derecha a la altura del hombro y repitan conmigo…”, para que momentos después recitáramos todos juntos al unísono una “jura” digna de admiración, un respeto increíble hacia nuestro símbolo patrio, es como el mejor de los poemas, como la promesa más sincera, una entrega total de admiración y respeto… sin embargo, pareciera que muchos de nosotros con el paso del tiempo olvidamos aquellas afectivas palabras que hace ya varios años atrás escribió el célebre poeta quetzalteco Alberto Velásquez, invadido de un inmenso fervor cívico hacia nuestra patria, enfocándose en nuestro símbolo patrio más significativo: nuestra bandera!, ¿se imaginan que habrán sentido los habitantes de aquellos tiempos cuando escuchaban las primeras veces la jura de la bandera? tuvo que haber sido un proceso increíble, todo el mundo se identificaba plenamente con dicho recital, pero… ¿cómo creerían ustedes que fuera nuestra Jura de la Bandera si fuese escrita en la actualidad?

He aquí quizás un pequeño ejemplo de lo que podría ser…

En negrilla, la letra original de tan profundo poema dedicado a nuestra bandera, escrito por el poeta Alberto Velásquez, en rojo una versión muy personal de lo que podría ser nuestra realidad:

Bandera Nuestra, a ti juramos
/ Bandera nuestra… a ti ignoramos!
devoción perdurable, lealtad perenne,
/ respeto deplorable, lealtad inerte,
honor, sacrificio y esperanza,
/ temor, consumismo y desesperanza
hasta la hora de nuestra muerte
/ se vive en nuestras calles incluso hasta la muerte,
en nombre de la sangre y de la tierra
/ el nombre de nuestra tierra a veces nos da pena
juramos mantener tu excelsitud
/ y juramos en vano cambiar esa actitud,
sobre todas las cosas,
/ A pesar de todas estas cosas
en los prósperos días y en los días adversos
/ trabajamos todos los días, aún en días adversos
velar y aún morir, porque ondees perpetuamente
/ reír para no morir, quejándonos perpetuamente
sobre una patria digna.
/ soñando en convertirnos en una patria digna.

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