Rabia… bendita
sensación que se apodera de mi ser, aliento de vida, deseo de sangrar,
pensamientos alterados rebotan en los labios, ojos perdidos agreden sin decir
palabras, el latido del corazón retumba como fuerte tambor en el pulso de la
mano empuñada, y entre ceja y ceja el seño fruncido no se hace esperar, la
mandíbula bien apretada y ese rechinido de dientes que te hace respirar, la
energía corre por tus venas, y tus piernas se balancea al ritmo de ese resonar
del tambor que anuncia la batalla, sangre y sudor, coraje y sabor, así es la
rabia, tan encantadora como devastadora, no es pecado sentir rabia, al
contrario, es una de los pocos sentimientos que te recuerda que eres humano,
que eres de carne y hueso, el que te hace pensar, aunque primero prefieras
actuar, maravilloso sentimiento…. Rabia, gracias por asomar, me das el coraje
de pelear por muchas cosas justas, y aunque muchos desperdicien esa energía en
cosas banales… yo te agradezco el gesto de habitar en mi por momentos, porque
me haces expulsar toda esa mala sensación que voy acumulando en la rutina
monótona de mi cotidianidad.
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