Juegos de azar, mecánicos deliciosos bocadillos como conserva de coco, chilacayote, rosquillas garnachas, buñuelos, atoles, elotes locos, manzanas en dulce... en fín, una rica y abundante diversidad de platos y antojitos nacionales.
Ir a la feria, además de alegrarle el día a un niño, es un viaje por la liberación mental, un momento donde podemos dejar atrás nuestros problemas y sonreír, un momento donde nos alejamos de la realidad y liberamos el niño que llevamos dentro, para quien no ha ido... deberían de hacer un poco de tiempo en su agenda y asistir con amigos o familia, les aseguro que tendrán una bonita y sana experiencia qué contar.
Les comparto con gusto algunas fotografías de la feria tomadas durante mi recorrido:
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