domingo, 22 de marzo de 2020

Pandemias en la historia

Sin duda alguna, el COVID-19 vino a dar una bofetada a nuestra vida cotidiana, sin mencionar los estragos que ocasionará en la economía y es el tema del que todo el mundo habla y por el cual estamos todos (o la mayoría) metidos en casa, pero... históricamente ¿cual es el tamaño o la dimensión real de ésta pandemia?, a lo largo de la historia, sabrán que no es la única pandemia que ha atacado a la humanidad, y por muy grave que percibamos ahora la situación (que sí que lo es), alivia un poco el conocer el tamaño del monstruo al que tratamos de frenar.  Aquí una práctica infografia:



viernes, 13 de marzo de 2020

García Marquez, el miedo y el Coronavirus

Hay algo más contagioso que una pandemia... y es justamente el MIEDO a ella, lamentablemente, vivimos es una sociedad de psicosis grupal o miedo colectivo que es generado por nosotros mismos (somos nuestro peor enemigo), y el pánico masivo que estamos generando alrededor del Coronavirus (sin querer menospreciar el peligro que conlleva el virus) nos está causando una crisis desmedida, un impacto económico negativo y una necesidad ficticia por apoderarnos de cosas que no nos ayudan a prevenirlo.



Gente comprando cajas de alcohol en gel, docenas de paquetes de papel para baño y tantas otras cosas (innecesarias) más que la gente compra, me recuerdan mucho a un cuento escrito por Gabriel García Marquez, quien describe a un pueblo que propicia una verdadera desgracia de algo que al final ni era nada, justamente así como lo estamos viviendo ahora, le comparto el cuento y espero que lo lean, para que puedan encontrar las diferencias:



Algo muy grave va a suceder en este pueblo
(Gabriel García Marquez)


Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14.
Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde: 
-No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.-  
Ellos se ríen de la madre. Dicen que esos son presentimientos de vieja, cosas que pasan. 

El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice: 
-Te apuesto un peso a que no la haces-.
Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla. Contesta:  
-Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo-.
Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mamá o una nieta o en fin, cualquier pariente. Feliz con su peso, dice:
-Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto.
-¿Y por qué es un tonto?
-Hombre, porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.
Entonces le dice su madre:
-No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen-.

La pariente lo oye y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero:
-Véndame una libra de carne-, y en el momento que se la están cortando, agrega:
-Mejor véndame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado-.
El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar una libra de carne, le dice:
-Lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas-.
Entonces la vieja responde:
-Tengo varios hijos, mire, mejor deme cuatro libras-.
Se lleva las cuatro libras; y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo, en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, hace calor como siempre. Alguien dice:
-¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?
-¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!
(Tanto calor que es pueblo donde los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos.)
-Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.
-Pero a las dos de la tarde es cuando hay más calor-.
-Sí, pero no tanto calor como ahora.
Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:
-Hay un pajarito en la plaza-.
Y viene todo el mundo, espantado, a ver el pajarito.
-Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan-.
-Sí, pero nunca a esta hora-.

Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.
-Yo sí soy muy macho -grita uno-. Yo me voy.
Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde está el pobre pueblo viéndolo. Hasta el momento en que dicen:
-Si éste se atreve, pues nosotros también nos vamos-.
Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.
Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice:
-Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa -y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.

Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, clamando:
-Yo dije que algo muy grave iba a pasar, y me dijeron que estaba loca-. 





Recomendación final:
Tenemos que aprender a guardar la calma (como en los temblores, que de eso ya estamos acostumbrados), y seguir las instrucciones de higiene y prevención que hay en todas partes; además de no comprar de forma desmesurada, comprar solamente lo necesario en los supermercados para no afectar a los demás.