domingo, 19 de enero de 2014

Lo que recuerdo de tí...

Hoy recordé aquella noche de Julio cuando sin pensarlo, tus ojos brillosos se clavaron en mi corazón, y caí rendido a tus pies, cuando una sonrisa tuya era suficiente para transformar mi día y sentirme tranquilo a tu lado, no imaginamos a dónde íbamos a parar después de aquel beso que disimuladamente me diste en el hombro, no pudimos visualizar el gran gesto aquel cuando mirándonos a los ojos decidimos sin decir palabras trilladas empezar a escribir nuestra propia historia, tantas noches de risas y sueños, tardes de siestas compartidas y penas ahuyentadas, hoy recordé aquellos abrazos que silenciosamente apaciguaban mis ganas de llorar, fuimos uno muchas veces y transformamos nuestras metas, verte dormir y acariciar tu rostro… eran el ritual perfecto de mis tarde favoritas de fin de semana, construimos fortalezas de sentimientos hechos cenizas y con pequeños detalles, cualquier día gris era solamente una oportunidad más para descansar junto a ti, tu dulce amor era mi dieta y mi entretenida rutina era tu agenda.

También recordé aquellos noches donde un cappuccino era nuestro pretexto para escaparnos un rato de la desgastante rutina laboral, también me viene a la mente tantas veces que salíamos sin destino… para descubrir nuevos espacios para poder platicar solos, espacios que ahora, son como retratos tuyos que veo en la calle, también aquella siesta bajo la sombra de un árbol que tuvimos allá cerca de aquel hermoso lago, o la vez que tu rostro estaba delicadamente iluminado solo por las velas que decoraron la casa en aquella cena que sorpresivamente descubriste al volver, ¿lo recuerdas?, mis cuantas noches de inspiración entorno a ti, las cuales nunca fueron el mejor poema, pero eran tan tuyas, que habían pedacitos escrito entre líneas que sabías que eran para ti, la tarde en el barco, el atardecer a la orilla del mar, los innumerables conciertos, las caminatas nocturnas por la 6ta o aquellas noches de feria cuando te degustabas tus buñuelos con esa sonrisa tan sutil que me enamoraba, las noches en que con un guiño de ojo me seducías para bailar, las fotos en el muelle, nuestras ocurrencias y carcajadas, tus besos, tus caricias y tu presencia, se siente raro solamente recordar; ahora, solamente puedo describir el olor de tu cabello cuando te susurraba al oído, lo suave de tus besos, lo cálido de tus abrazos y el frenesí que causaba tu delicada piel cerca de la mía, es una lástima que tengas que estar lejos para decirte cuanta falta haces en mi, pero tampoco quise esperar a que ya no existieras para contarte lo que recuerdo de ti. (continuará…)

1 comentario:

Roxana Quevedo dijo...
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