Hoy recordé aquella noche de Julio cuando sin
pensarlo, tus ojos brillosos se clavaron en mi corazón, y caí rendido a tus
pies, cuando una sonrisa tuya era suficiente para transformar mi día y sentirme
tranquilo a tu lado, no imaginamos a dónde íbamos a parar después de aquel beso
que disimuladamente me diste en el hombro, no pudimos visualizar el gran gesto
aquel cuando mirándonos a los ojos decidimos sin decir palabras trilladas
empezar a escribir nuestra propia historia, tantas noches de risas y sueños,
tardes de siestas compartidas y penas ahuyentadas, hoy recordé aquellos abrazos
que silenciosamente apaciguaban mis ganas de llorar, fuimos uno muchas veces y
transformamos nuestras metas, verte dormir y acariciar tu rostro… eran el
ritual perfecto de mis tarde favoritas de fin de semana, construimos fortalezas
de sentimientos hechos cenizas y con pequeños detalles, cualquier día gris era
solamente una oportunidad más para descansar junto a ti, tu dulce amor era mi
dieta y mi entretenida rutina era tu agenda.
También recordé aquellos noches
donde un cappuccino era nuestro pretexto para escaparnos un rato de la
desgastante rutina laboral, también me viene a la mente tantas veces que
salíamos sin destino… para descubrir nuevos espacios para poder platicar solos,
espacios que ahora, son como retratos tuyos que veo en la calle, también
aquella siesta bajo la sombra de un árbol que tuvimos allá cerca de aquel
hermoso lago, o la vez que tu rostro estaba delicadamente iluminado solo por
las velas que decoraron la casa en aquella cena que sorpresivamente descubriste
al volver, ¿lo recuerdas?, mis cuantas noches de inspiración entorno a ti, las
cuales nunca fueron el mejor poema, pero eran tan tuyas, que habían pedacitos
escrito entre líneas que sabías que eran para ti, la tarde en el barco, el
atardecer a la orilla del mar, los innumerables conciertos, las caminatas
nocturnas por la 6ta o aquellas noches de feria cuando te degustabas tus
buñuelos con esa sonrisa tan sutil que me enamoraba, las noches en que con un
guiño de ojo me seducías para bailar, las fotos en el muelle, nuestras
ocurrencias y carcajadas, tus besos, tus caricias y tu presencia, se siente
raro solamente recordar; ahora, solamente puedo describir el olor de tu cabello
cuando te susurraba al oído, lo suave de tus besos, lo cálido de tus abrazos y el
frenesí que causaba tu delicada piel cerca de la mía, es una lástima que tengas
que estar lejos para decirte cuanta falta haces en mi, pero tampoco quise
esperar a que ya no existieras para contarte lo que recuerdo de ti. (continuará…)